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BIENVENIDOS A ESTE BLOG, DONDE PODREIS ENCONTRAR UNA SERIE DE RELATOS E HISTORIAS SACADAS DE MI MENTE QUE IRE PUBLICANDO DE VEZ EN CUANDO AQUI. ESPERO QUE DISFRUTEIS CON ESTAS HISTORIAS, TANTO COMO YO LAS E DISFRUTADO ESCRIBIENDOLAS.

viernes, 19 de noviembre de 2010

La Gran Batalla de las empalizadas de Madera (fantasía)

                         La Gran Batalla de Las Empalizadas de Madera                      

Una de las batallas más sangrientas y más destacables en toda la historia de la raza humana en Fantasy fue la batalla de las empalizadas de madera. A pesar de los incontables siglos que han transcurrido, este episodio nunca cayó en el olvido por parte de los Rolianos , dando pie a incontables relatos, canciones o baladas heroicas sobre lo acontecido allí.
Los antecedentes de la batalla
En el año 1000 del computo humano (para nosotros en la tierra hace 4000 años y por lo tanto seria en el año 2000 A.D.C.) la situación entre Elfos y Presuas era no menos que difícil. Los Presuas eran un pueblo de criaturas bestiales que por aquel entonces habían crecido enormemente en número y que sus antiguas tierras de procedencia se habían quedado pequeñas para tan gran número de Presuas, así que como era lógico se empezaron a mover buscando territorios para habitar, en un principio se instalaron en las inmediaciones del Bosque Verdor (los Elfos lo llaman Dhorienn), pero pronto se empezaron a internar en el bosque donde habitaban los Elfos. Provocando ataques sobre los asentamientos elficos. El rey Edum (en elfico  All-benin), decidió fortificar a toda prisa las tierras de los elfos, mientras en secreto reclutaba un ejército compuesto por elfos y hombres. Estos últimos eran Rolianos, que tenían sus tierras cerca del bosque Dhorienn y que habían sufrido también ataques por parte de los Presuas. Cuando llegaron a sus oídos que Edum reclutaba un ejército para combatir a aquellas criaturas no se lo pensaron dos veces a la hora de unirse a ellos. La primera acción que tomo Edum fue como he dicho anteriormente  fortificar sus tierras, pero a causa de las prisas y que los hombres de aquellas regiones no estaban familiarizados a la hora de construir con piedra la mayor parte de la construcción defensiva estaba hecha de madera y tierra apilada y aplastada (aunque había tramos de piedra). Todo esto se hacía en los meses de invierno porque era cuando los Presuas apenas aparecían por allí, hasta que llegaba la primavera. Pero al llegar la primavera los Presuas volvieron a aparecer, pero cuando vieron los vigías de las empalizadas a estos, no era como se lo habían imaginado. Esperaban que al ver aquella construcción los grupos de saqueo Presuas se sorprendiesen y no supieran que hacer. Pero no fue así. Apareció enfrente de toda la larga muralla todo el pueblo de los Presuas (guerreros, hechiceros, sus hembras, toda la prole, etc.)Y estaban armados con escalas, maderos enormes para derribar las defensas, teas de fuego para calcinar las empalizadas y sus armas favoritas: las hachas  de doble filo. Los Presuas iban protegidos por  una coraza de cuero engrasado atada con correas, bien abrigados con pieles de osos y lobos, botas de hierro  y coronados con un casco puntiagudo de hierro forrado de pieles atado a la cabeza con correas. A los lados de algunos guerreros descansaba un enorme y pesado escudo de metal pintarrajeado con maldiciones. Cada grupo contaba con varios hechiceros que se encargaban de la protección de estos mediante hechizos protectores. Ante esta estampa los defensores se quedaron de piedra. Y una sola pregunta se les paso por la cabeza ¿Cómo se habían enterado de la construcción de la muralla? La explicación es la siguiente, aunque tuvo que pasar un largo tiempo para que se conociera: algunos Presuas al ver que el invierno era más crudo que en años anteriores, decidieron salir de sus escondrijos de invierno para cazar algunos animales para obtener pieles para abrigarse. Los cazadores tuvieron una buena caza, pero se habían alejado demasiado de sus hogares internándose en las tierras de los Elfos. Fue entonces cuando vieron a un grupo de hombres que portaban varios troncos, y se percataron que una enorme montaña de barro, tierra y troncos había aparecido en donde anteriormente había un campo de cereales el pasado verano. Horrorizados volvieron a toda prisa a sus tierras con la nueva de aquella cosa que habían visto. Informaron a sus jefes, y durante todo el invierno espiaron en secreto a los hombres y a los Elfos. Estaba claro que era algo para impedir que ellos, los Presuas entraran en las tierras de los Elfos. Una gran asamblea de jefes guerreros de los distintos clanes se reunieron para ver que hacían, finalmente después de 8 días de broncas (alguno murió en estas broncas), amenazas y de incertidumbre se tomo la siguiente decisión: al empezar la primavera todo el pueblo e los Presuas dejarían sus hogares para trasladarse a las tierras Elficas, destrozando aquello que habían construido los Elfos y a los propio Elfos. Según algunos autores Elficos las palabras de los Presuas fueron: -Aremos que la sangre de estos malditos (refiriéndose a los Elfos) se derrame de tal manera que se crean que este lloviendo su propia sangre. ¡¡¡Matanza, matanza, sangre!!!  
Ahora se encontraban enfrente de sus enemigos, con una sed de sangre sin precedentes hasta entonces.

El desarrollo de La Batalla
Los Presuas contemplaron aquella muralla, maravillados, pero como estaban tan excitados por el odio que sentían por los Elfos que el miedo se esfumo y sus jefes dieron de inmediato la orden de atacar. Los Presuas atacaron, como si miles de olas se estrellasen contra un acantilado. La primera envestida fue recibida por parte de los Elfos con unas pocas flechas. Los Presuas enloquecidos empezaron a atacar a los maderos  intentando destruirlos con sus hachas. Los Elfos se recuperaron entonces del estupor inicial y llamaron a las armas a todos los que estaban cerca. A los Rolianos no les hacía falta la llamada a las armas, pues estaban siendo atacados. Repasemos la situación de las huestes humanas, antes de seguir. Los Rolianos al completo habían estado trabajando durante todo el invierno en la construcción de las murallas, al principio habían estado trabajando hombro con hombro con los Elfos, pero según fueron progresando las obras fueron concentrándose en un punto exacto. Este lugar era una pequeña elevación construida en tierra con una rampla que subía, hasta llegar a lo alto donde se extendía unas empalizadas de madera con las puntas vueltas hacía fuera. El Rey de los Elfos les había pedido que cuando estuviera acabado todo, que no se fueran y que pasasen toda la primavera y el verano allí. Los Hombres respondieron que de acuerdo pero que sus familias (muchas mujeres habían seguido a sus maridos) regresaran a sus hogares y a sus tierras para recoger las cosechas. Los Elfos respondieron que no había ningún problema. Así que se marcharon al comenzar Abril. Detrás dejaban a sus maridos, hermanos, hijos y padres a la espera de los Presuas. Los Rolianos que se quedaron en las empalizadas rondaban entre los 18 y los 60 años, y eran alrededor de 10.000. Su líder, que no ostentaba la condición de Rey, era Rol un guerrero formidable entre los de su clase y gran cazador de jabalíes. La mañana del ataque Presua se encontraba Rol haciendo guardia cuando vio como una masa oscura se movía velozmente hacia las empalizadas; no se lo pensó dos veces y ordeno que se redoblara la guardia y que se despertase a todos los hombres. La enorme masa se extendía en el horizonte como si un gran bosque se hubiese puesto en movimiento. Pero Rol espero antes de avisar a los Elfos hasta que no estuviese seguro de lo que estaba sucediendo. Al acercarse más aquella extraña masa negra y compacta a las empalizadas sus sospechas se confirmaron: era todo el pueblo de los Presuas. Rápidamente mando un mensajero para alertar a los Elfos. Los Presuas cuando se presentaron enfrente de las empalizadas fueron recibidos con una lluvia de flechas y un grito estremecedor proveniente de las empalizadas, los Presuas retrocedieron sorprendidos. Pero no tardaron en recuperarse de la sorpresa y se organizaron. Los arqueros Presuas empezaron a disparar andanadas de flechas sin parar, mientras grupos de guerreros iban arrastrando los troncos amparados en la lluvia de flechas que caía a los defensores, cuando estaban ya arriba las flechas pararon para no dar a los suyos. Los Presuas se disponían a batir los troncos sobre la empalizada cuando Rol y sus hombres se precipitaron sobre ellos desde lo alto de la empalizada. Barrieron a los atacantes, los supervivientes se retiraron dando la espalda a las armas de los Rohverions. Estos últimos no dudaron un instante y los persiguieron cuesta abajo continuando la carnicería. Cuando Rol y sus hombres estaban a punto de bajar del todo la cuesta vieron como los hechiceros avanzaban y retrocedieron por donde habían vuelto.Los hechiceros dispararon lluvias de fuego que provocaron cuantiosas bajas entre los hombres y por ende causaron el derrumbamiento de torres de vigías. Los Presuas siguieron mandando guerreros tras guerreros, y una y otra vez eran rechazados por aquellos hombres cuyos ojos parecían capaces de encender un gigantesco fuego y que los perseguían cuesta abajo. Pero después de 4 ataques y de ver que no lograban nada cambiaron de estrategia. Las flechas volvieron a silbar y una gran ola de Presuas se precipito cuesta abajo, las flechas no cesaron ni cuando los suyos llegaron a lo alto. Los atacantes caían igual que los defensores a causa de las flechas pero a pesar de esto atacaron y sus enormes escudos, los muros de madera se empezaron a resquebrajar al contacto con los escudos de los atacantes; pues eran escudos con potentes maldiciones que al contacto con algo lo destruían. Se abrieron huecos por donde entraron los atacantes. Los defensores defendían aquellas aberturas valerosamente, pero los Presuas estaban ya excitados por las pérdidas que habían sufrido y atacaban enloquecidos. La situación de las brechas se agravo al llegar los maderos y abrir más brechas, y muchos de los Presuas saltaban las empalizadas intentando desbordar a los defensores. Los Rolianos al ver aquella avalancha tuvieron que esforzarse en el combate y participar todos en la defensa. La avalancha estaba siendo contenida, pero con cuantiosas bajas. Rol participaba en el combate en primera línea dando estocada tras otra. Pero la marea no cesaba, se incrementaba. Entonces llego un mensajero Elfo con noticias. Rol se alejo del combate para oír las nuevas. Pero cuando llego el mensajero no era tal, sino el Rey Edum en persona. El soberano le informo a Rol que resistiese como pudiese y que ninguna ayuda le podía prestar pero que era crucial que resistiese ya que los Elfos también lo estaban pasando mal ante aquella avalancha. Rol respondió que hasta la muerte si era necesario y juro que si el destino le guardaba la derrota no quedaría nadie entre su pueblo. El soberano se retiro sorprendido por aquel hombre. Mientras los Rohverianos luchaban y morían. Llego la tarde. La situación seguía igual, apilándose cadáveres a los lados. A esa hora algunos jóvenes artos de aquello en un ataque de rabia atacaron desesperadamente a sus atacantes hundiéndose en las filas enemigas. Los alaridos de desesperación se oían por toda aquella zona. Los hombres de aquella zona siguieron a los jóvenes con un nuevo fuego en sus ojos. Pronto el empuje se abrió camino entre los enemigos y en otros sectores se repitió la acción. El empuje de los guerreros era salvaje, y ni los excitados Presuas resistían, pronto el combate estaba produciéndose fuera de las empalizadas. Aunque en algunos sitios los hombres atacaban y volvían a la empalizada. El Sol empezó a ocultarse y el cansancio y la extenuación se apoderaba poco a poco de los hombres. Detrás de ellos había miles de cadáveres, pero delante el enemigo no parecía rendirse, ni siquiera por qué oscureciese. Y efectivamente, por la noche siguió la lucha. Fue entonces cuando Roll fue herido y llevado a las empalizadas. La situación al amanecer era que los Presuas habían parado en el ataque pero solo para tomar nuevas energías para seguir la lucha. Los hombres aprovecharon para recoger a sus muertos, pero eran tantos que desistieron a lo largo de la mañana. Mientras Rol volvió a aparecer. Estaba herido en el hombro a causa de un hachazo y estaba cubierto de sangre propia y ajena. Miro a su alrededor con ojos cansados. Solo veía cadáveres y dolor. El dolor de su pueblo. No sabía lo que sucedía con los Elfos. Estaban solos ante aquella horda. Fueron los pensamientos de Rol, según los cronistas. Entonces un joven que estaba cerca empezó a cantar. Al oírlo Roll se le vino a la mente el frio invierno que todo lo hiela. Lo cubre todo de frio y nieve, pero que al final uno tiene que esperar para encontrar el camino. Otra vez el corazón se le hincho. Y grito:- El cansancio nos hace mella a todos. Llevamos interminables horas luchando contra un enemigo que no se detiene ni un momento. Hemos derramado abundante sangre, propia y ajena. Y aun así parece que el triunfo no llega. ¿Pero cuál es el triunfo por el que estamos luchando? Yo lucho por mi tierra, por mi familia, por todo mi pueblo y por mí. ¿Y vosotros, por qué lucháis, que camino os queréis hacer delante de esas bestias?
Todos asintieron con las cabezas. Rol prosiguió.
-Entonces, hermanos si todos luchamos por lo mismo actuemos como uno solo. Que lleguen los Presuas a nosotros como la nieve en invierno llega a nuestros caminos. Y con la misma paciencia, pero con fuerza y serenidad apartémoslos de nuestro camino.
Antes de llegar el mediodía los Presuas se pusieron en movimiento. Ante ellos se encontraban un autentico muro de hombres, los arqueros dispararon sobre aquel muro. Cayeron muchos hombres pero seguían allí con una mirada serena. Los Presuas siguieron avanzando y cuando estaban a unos metros de sus enemigos se detuvieron. El miedo se apodero de ellos. Las filas de hombres les esperaban como si fueran estatuas talladas en la fría roca. Parecían tranquilos, seguros. Pero los Presuas de atrás empujaban a las primeras filas para que atacasen, y cuando atacaron fue como si diesen con sus duras cabezas sobre una roca aun más dura que ellos. La furia Presua era congelada por aquella frialdad. Y cuando llevaban un buen rato de combate empezaron a desesperarse ante aquel muro. Entonces los hombres avanzaron atacando con una furia fría, despiadada, a la cual nadie podía resistir. A las pocas horas las defensas estaban seguras. Cuando acabo el día los Presuas habían sido derrotados, y cuando acabo el combate los hombres acudieron en auxilio de los Elfos terminando así la batalla.
Pero al terminar el día la muerte se cobro una última víctima: Rol. El jefe guerrero fue atravesado por una lanza, pero siguió luchado con ella atravesada. Y cuando el combate finalmente termino dicen que sonrió y dijo:
-Puedo ya descansar tras una dura jornada quitando nieve-y diciendo esto partió el asta y murió.                             Nota: Esta historia se escribió hace mucho tiempo y fue el resultado de las fantasías de un joven fanático de historias como El Señor de los Anillos. Espero que os guste a todo el que lo pueda leer esto, tanto como a mi el haberlo escrito en su tiempo y en reproducirlo aquí.                      

jueves, 18 de noviembre de 2010

Un cuento sobre el acoso escolar I

Había una vez en un tiempo no muy lejano ni remoto un lugar que albergaba mil almas a las que había que moldearlas para los peligros y los sin sabores del cruel y temido Reino de la Cruda Realidad. Pero en aquellos muros de piedra impenetrables sin que nadie pudiese percibirlo un trozo del Reino de la Cruda Realidad se instalo, tejiendo una red de calvario que los eruditos llamaron Acoso escolar. Y la red de calvario callo sobre los huesos casi infantiles de un joven. A diferencia de los héroes de capa y espada no era ni príncipe ni apuesto en ninguna medida. Un buen día las puertas de hierro se abrieron cual negras fauces de lobo y nuestro héroe entro y detrás de el las puertas se cerraron y con ellas una maldición susurrada por el silencio, sin que nadie le avisase de ello a nuestro héroe. Durante un tiempo la maldición del acoso escolar durmió en las negras soledades de algún rincón olvidado, pero solo estaba fortaleciéndose dentro de los corazones de las personas que rodeaban a nuestro héroe en aquellos muros de ladrillo y hormigón ; hasta que la maldición estallo cual negra tormenta de Otoño oscureciendo el alma de nuestro héroe. Los días se volvieron largos momentos de tortura, no solo física, sino también mental y ooohhh como sangro su cuerpo; ooooohhhh como sangro su alma inundándolo todo de una sustancia negra, pues aquello no era otra cosa que sus sueños que se habían teñido de oscuridad y mil y un temores. Y la calma se escondió en un cuarto de una casa. Y de aquel oasis, de aquel momentáneo espejismo rara vez salía nuestro héroe, salvo de lunes a viernes para ser torturado por el acoso escolar. Las historias sobre el infierno se hicieron realidad para nuestro héroe, el cual tubo que ver como los demonios de sus propios temores y miserias personales se materializaban dentro de su historia. Mil y una veces se enfrento nuestro héroe en combate singular, pero la gloria y el valor no existían en aquellos combates, solo la humillante y fría sensación del rostro tendido sobre el piso. Solo existía la humillación día tras día y casi todas las gentes que rodearon a nuestro héroe se olvidaron de el y de su historia, dándole la espalda. Y la historia de nuestro héroe se hundió en el olvido. Pero su calvario no terminaba. Cada año tubo que aguantar el ataque interminable de mil y un monstruos y de sangrantes torturas. La coraza de su alma estaba quebrada en mil añicos y teñida de manchas negras. La espada se perdió en alguna herrería olvidada, la cual al herrero se le olvido avisar a nuestro héroe para que la recogiese. El escudero y el caballo, que decir de aquellos, se fueron lejos para no ver más en que se había convertido su señor: antaño sana, ahora aparentemente  físicamente sano pero mortalmente enferma su alma. No hubo amaneceres resplandecientes, ya no más. No hubo más alegría, ya no más. No hubo consuelo para nuestro héroe, ya no más........... (continuara)

viernes, 18 de junio de 2010

El Eclipse

Los indígenas condujeron a las harapientas y sucias victimas hacía el gran altar de sacrificios que se encontraba al pie del Gran Templo de los Dioses de la Guerra. Entre los prisioneros figuraban varios extranjeros, Castellanos. Uno de ellos todavía no se podía creer que a pesar de todos sus intentos no había podido escapar de aquellos salvajes que se hacían llamar aztecas. Para colmo al parecer el sería la primera víctima por lo que había entendido a sus carceleros unos minutos atrás que aquellos barbaros e incivilizados ejecutarían en honor a sus brutales divinidades. El siniestro cortejo se detuvo ante el altar. Delante del altar se encontraba concentrada toda la aldea al completo (incluidos niños). El Castellano, que se llamaba Pedro Sanchez de Quijada no pudo el pensar que aquellas gentes al verle parecían divertidas con él, como si fuera un mal bufón que había que castigar sin piedad por contar un chiste de mal gusto. Intento quitarse esa idea de la cabeza, ya que no podía ser aquello que estaba pensando. Ese pensamiento fue sustituido por el recuerdo de su captura hacía 3 días en las profundas selvas cuando estaba haciendo una misión de reconocimiento con su compañía para dar caza a rebeldes indígenas. Durante ese reconocimiento de la zona, habían sido acribillados a flechazos gran parte de la compañía que el dirigía, salvo unos pocos soldados y el mismo. Habían sido llevados él y los pocos supervivientes por la espesa selva (maldita selva de los mil diablos, pensaba el capitán Castellano) hasta llegar a la pequeña aldea. Allí encarcelado y temiendo su muerte por aquellos animales que vestían taparrabos y otras absurdas vestimentas había intentado idear un plan. Gracias a sus conocimientos de los astros que había estudiado de los antiguos griegos en la Universidad de Alcalá de Henares, se dio cuenta que en los próximos días ocurriría un eclipse total de Sol. Con aquel precioso secreto decidió amenazar a los indígenas con que si le mataban su muerte provocaría un oscurecimiento del Sol y que traería grandes catástrofe si su sangre se derramaba, ya que él en su tierra era un gran chaman dotado de extraordinarios poderes. Los indígenas se quedaron desconcertados y Pedro Sanchez de Quijada pensó que también con algo de estupor. Creía el Castellano al ver aquel desconcierto que los indígenas se lo habían tragado aquel ardid y que le dejarían libre. Pero el Castellano no se dio cuenta de un detalle y es que si bien aquellas gentes que el consideraba poco menos que bestias había reaccionado con estupor ante aquellas amenazas el miedo no había aparecido nunca en sus gestos ni en sus miradas. Y así había llegado aquel hombre a aquel momento que presagiaba que sería el día último de su vida, el día de su muerte. Unos sudores fríos le recorrieron por la espalda y unas gotas de sudor empezaron a deslizarse por su cuello, haciendo que los pelos se le erizasen. Le condujeron ante el altar, pero el castellano empezó a forcejear frenéticamente, desesperado por intentar evitar lo inevitable. Los indígenas consiguieron reducirlo y pusieron su cabeza en el altar de sacrificios. La agitación del castellano provoco que su respiración se desbocase, como si fuera un pez sacado del agua que intenta coger bocanadas de aire frenéticamente. Después de unos minutos, no paso nada. Los indígenas no ejecutaban al castellano. Entonces una idea, ese tipo de ideas que un hombre tiene cuando esta a las puertas de la muerte tiene de última esperanza se encendió. Tal vez aquella gente llegado el momento de ejecutarle no se atrevían a hacer por que guardaba dudas sobre si realmente él era un poderoso chaman. Un sacerdote se acerco con algo, parecía una tabla de arcilla. Mientras el sacerdote venia con aquella misteriosa tabla de arcilla, el cielo empezó a oscurecerse. Nadie se extraño que sin que hubiese nubes en el cielo la oscuridad empezase a extender antes de que llegase el mediodía. Nadie se extraño salvo el castellano, que estaba confundido por aquel fenómeno, pero enseguida una luz se le ilumino en la cabeza. El Eclipse. Se le había olvidado por completo que aquel día era el día del eclipse que él había mencionado a los indígenas. El sacerdote empezó a recitar una especie de lista con fechas y años. Las fechas de los eclipses que se producirían en los próximos siglos. El estupor se adueño del castellano y comprendió que el burlado había sido él y no aquellas gentes Y es que los Aztecas ya sabían antes que los europeos de los fenómenos llamados eclipses y había averiguado las fechas, sin necesidad de las matemáticas ni de los conocimientos de los grandes pensadores de Grecia. Pero aquella reflexión

, aquella verdad descubierta no le valió de nada al Castellano, que mientras intentaba aun asimilar todo aquello, fue ejecutado por las mismas gentes que él había despreciado e infravalorado.

.Posdata: la historia es sacada de mi cabeza, si bien esta vasado en un hecho real y el personaje protagonista es inventado por mí.